Zapatos de Antaño


Los zapatos son relativamente recientes en la civilización humana. Las primeras sandalias aparecieron hace varios miles de años. Pero lo más parecido a un zapato tuvo su origen unos mil quinientos años antes de Cristo, en la Mesopotamia.

Era una suerte de mocasín de cuero blando que envolvía el pie. Y no había distinción entre el izquierdo y el derecho. Es más hasta mediados del siglo XIX los zapatos tenían esa contextura.
Claro que mucho ha cambiado esto. Hoy hay zapatos de todo tipo y precio. Se hacen con todo tipo de material y no sólo cuero. Las colecciones de zapatos son cada vez más amplias y novedosas.

A la hora de elegir su calzado las mujeres deben tener en cuanta algunos consejos. El primero de ellos es que el calzado, sea de taco alto o no, sirva para realzar la belleza u ocultar las imperfecciones que los pies suelen tener. Si los dedos son desparejos, mejor que estén ocultos por el zapato. Pero si nuestro arco es armonioso, mejor mostrarlo. Si los tobillos dan que hablar, un par de cintas los realzan. Otra regla de oro es intentar que cuando el calzado es descubierto, los pies no excedan la superficie de la planta del calzado. Que no luzcan apretados, y no solo por la incomodidad.

Los zapatos tienen que ser cómodos. Y estar al tono con el resto de la vestimenta. Sus accesorios tienen que ser discretos. Si son de taco alto seguramente lucirán elegantes. Y lo importante es que cuando los estemos a punto de comprar nos tomemos un tiempo para caminarlos y ver como lucen en nuestros pies, no solo tan solo quedarnos con la imagen de la vitrina.